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Jan encuentra injusto que las diademas y los vestidos de hermana solo sean para las niñas. A él también le gusta ponerse ropa colorida y faldas que vuelan si las haces girar y le gusta casi tanto como jugar a fútbol. Así que decide que irá a la escuela con diademas hasta que todo el mundo entienda que todos, sean niñas o niños, tienen derecho a jugar, vestirse y sentirse como más les guste, sin que los demás les digan nada malo.